Frase del día

jueves, 15 de octubre de 2015

Los Dioses de la Muerte y el Destino de los Elfos y los Hombres

Se acerca la celebración del día de muertos, en la cual muchos aquí en México (y algunos paises de centroamérica) festejamos a los difuntos comiendo un delicioso pan de muerto acompañado de un rico chocolate mientras recordamos a nuestros serés queridos y como homenaje de ello veremos algunas de las ideas que tuvo Tolkien para responder la pregunta del Destino de Elfos y Hombres después de la muerte.

Al ser un tema tan extenso lo repartiré en 3 partes que comprenderán el desarrollo desde los primeros escritos hasta el final de la vida del Profesor

En esta primera parte empezaremos con las ideas que tuvo Tolkien entre 1917 y 1930. En esta época se fue formando el legendarium y dando los primeros avances al Ainulindalë. Tenía la intención de crear una mitología para Inglaterra dando los origenes de la isla británica. Surgieron los elfos apartir de una lengua que apareció en sus sueños (posteriormente Quenya) y tuvo siempre la firme idea de que las lenguas crean historias, en lugar de que se crearan lenguas para las historias inventadas (como el caso de escritores de alta fantasía posteriores). Los elfos (o gnomos) se definieron como seres inmortales, altos y hermosos como ningún otro. Junto con ellos existieron los Hombres cuyo destino fue marcado por la mortalidad.

Todo comienza con un mito cosmogónico: la Música de los Ainur. Se revelan Dios (Iluvatar) y los Valar (o poderes anglificados como dioses). Éstos son, como si dijéramos, poderes angélicos cuya función consiste en ejercer la autoridad en sus esferas (de regencia y gobierno, no de creación, hechura o rehechura). Desde el inicio Tolkien uso esta idea y la mantuvo con pocos cambios hasta el final de su vida. Las palabras de Iluvatar son:
«He aquí que amo al mundo, y es éste un recinto de juegos para los Eldar y los Hombres, que son mis bienamados. Pero cuando lleguen los Eldar serán con mucho las más hermosas y las más amables de todas las criaturas; irán más hondo en el conocimiento de la belleza y serán más dichosos que los Hombres. Pero a los Hombres les otorgaré un nuevo don, más grande todavía». Por tanto dispuso que los Hombres tuvieran una libre virtud por la que dentro de los límites de los poderes y las sustancias y las oportunidades del mundo pudieran modelar y proyectar su vida, aun más allá de la original Música de los Ainur. que para toda otra cosa es destino.
Esto no significa que los elfos carezcan de libre albedrío, sino que su vida está atada a la vida de Arda. Una longevidad que llega a confundirse con la inmortalidad real, mientras que los Hombres permanecen un corto tiempo en el mundo.

Se dijo que los elfos podían morir si su cuerpo era herido de gravedad (tal como los hombres) pero su destino después de la muerte era muy diferente. Se dijo que los Elfos esperan en los recintos de Mandos hasta que Vefántur (Valar de la muerte) los libera decretando que renazcan en sus propios hijos.

Ahora bien, dentro de los Valar hubo dos que eran encargados del mundo de los muertos. Fantur de la Muerte, Vefántur Mandos y Fui Nienna, Señora de la Muerte (destaca que en estos años aun no aparecía Vairë, la tejedora, entre los Valar). En sus estancias se decreta, como ya se dijo, el renacimiento de los elfos.


En el caso de Fui Nienna, sin embargo, nos encontrarnos con ideas que entran en profunda contradicción con el pensamiento central de la posterior mitología. Nienna es la juez de los Hombres en sus recintos, que tienen el nombre de Fui, según ella misma se llama; y a algunos los retiene en la región de Mandos, mientras que la mayor parte aborda la negra nave Mornië, que no hace otra cosa que trasladar a estos muertos a lo largo de la costa hasta Arvalin, donde yerran en la penumbra esperando el fin del mundo. Pero a otros aun los envía a Melko con el que han de sufrir «malos días» en Angamandi Finalmente (esto es lo más extraordinario) hay muy pocos que van a vivir entre los Dioses en Valinor.
Pocos son y felices en verdad aquellos a los que se manifiesta Nornorë [Posteriormente Fionwë], el heraldo de los Dioses. Van entonces con él en carrozas o montados en magníficos caballos al valle de Valinor y se reúnen en los recintos de Valmar, morando en casa de los Dioses hasta la llegada del Gran Final. Se encuentran muy lejos de las montañas negras del norte o de las llanuras neblinosas de Arvalin, y la música y la luz clara les pertenecen, y en ellas se deleitan.
Encontramos un paralelismo muy obvio, porque las ideas extraídas de la teología cristiana están presentes de manera explícita, entre el Cielo (Valinor) el purgatorio (Arvalin) y el infierno (Angamandi). Mientras que las estancias de Mandos es donde reciden las almas de los elfos hasta que decidan ser regresados al mundo. 

La nave negra Mornië es la que lleva a los Hombres muertos al "purgatorio" y deja ver un destello de Valinor que mantiene viva la esperanza para estas almas destinadas a esperar hasta el Gran Final

Entonces, cuando está cargada, por propia iniciativa despliega las velas negras, e impulsada por una suave brisa recorre esas costas. Todos los que están a bordo, al llegar al sur, echan una mirada de nostalgia y dolor a ese lugar entre las montañas donde es posible tener un atisbo de la distante llanura de Valinor; y esa abertura está cerca de Taniquetil, donde se encuentra la ribera de Eldamar. No ven nada más de ese luminoso lugar, y son arrastrados hacia las amplias llanuras de Arvalin. Allí van de un lado a otro en la sombra, acampando donde pueden; no obstante conocen el canto, y alcanzan a ver las estrellas, y esperan pacientes la llegada del Gran Final. 
Una vez que llegan a las llanuras de Arvalin (lugar donde moraba Ungoliant antes de la caida de los Árboles, llamado también Habbanan), la espera es larga y dolorosa. Tolkien hizo un poema  pensando en esas almas de Hombres. Se titula Habbanan bajo las estrellas

En Habbanan bajo los cielos
donde terminan todos los caminos, aun los más largos,
hay un sonido de guitarras distantes
y distantes ecos de una canción,
porque allí los hombres danzan
alrededor del fuego rojo mientras canta una voz...
Y la noche los envuelve.

No una noche como la nuestra, pobres desdichados,
donde cerca de la Tierra en brumosa valla
se despliega una niebla que envuelve las estrellas
como delgado humo errante
oscureciendo con su velo apenas visible
la quieta serenidad de los abismos.

Un globo de vidrio oscuro facetado de luz
en el que huyen los vientos crepusculares;
espacios no hallados de una planicie olorosa
que vigila la luna mucho tiempo tendida
y recibe la ígnea lluvia de meteoros...
Tal es allí la noche.

Allí de un golpe advirtió mi corazón
que los que cantan en la Víspera,
los que responden a la luz de las estrellas
con la luminosa música de extrañas guitarras
eran los hijos felices de andar errabundo
acampados en esos prados etéreos
donde el inmaculado vestido de Dios
recubre glorioso las poderosas rodillas.



Estos pasajes son muy confusos pues denotan un gran dolor y desespero ante el Don de Iluvatar. Algunos dicen que las ideas judeocristeanas en el legendarium de Tolkien fueron concebidas antes de la idea del Don de la Muerte y que posteriormente fueron abandonadas. Sin embargo hay muchos detalles lingüisticos que indican lo contrario. Entonces ¿Existe esperanza detrás de todo este dolor?

En el Ainulindalë da una referencia a la Segunda Música, que es la esperanza de los hombres después del Gran Final, aunque a los elfos no se les da ninguna certeza. 
Se dice que una [música] con mucho más poder se entretejerá ante el trono de Ilúvatar por los coros tanto de los Ainur como de los hijos de los Hombres después del gran final. Sin embargo, mientras que los Hijos de los Hombres se unirán al cabo del curso de todas las cosas a la Segunda Música de los Ainur, qué les destinaba Ilúvatar a los Eldar más allá del fin del mundo, no lo ha revelado a los Valar siquiera, y Melko no ha podido descubrirlo. 
La idea de la mortalidad y la inmortalidad han estado presentes desde el inicio de la obra de Tolkien y han ido cambiando con el tiempo hasta el final de sus días. En la siguiente parte abordaremos como fue esta concepción al escribirse El Señor de los Anillos.

2 comentarios:

  1. Datos muy Interesantes, le deseo Éxito y difusión en su Blog Julio, por aca andaremos al 100, saludos... Marckodezmond Macor.

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