Frase del día

martes, 28 de mayo de 2019

Juego de Tronos. Una perspectiva de Tolkien





En muchas ocasiones se ha comparado la obra de Tolkien con la de Martin y del mismo modo las películas de Peter Jackson con la serie de HBO. El propósito de este análisis no es ese, sino el de ver si esta obra (aun inconclusa en cuanto a los libros) representa el espíritu de Tolkien

Empezaremos con decir que ambos autores son subcreadores de mundos lo cual resulta algo obvio, pero cobra importancia la verosimilitud y coherencia interna. Escribía Tolkien
Construye un Mundo Secundario en el que tu mente puede entrar. Dentro de él, lo que se relata es «verdad»: está en consonancia con las leyes de ese mundo. Crees en él, pues, estás, por así decirlo, dentro de él. Cuando surge la incredulidad, el hechizo se quiebra; ha fallado la magia, o más bien el arte.  
[Ensayo sobre los Cuentos de Hadas. JRR Tolkien] 
Esto va en contra con la llamada "voluntaria suspensión de la incredulidad" pues a Tolkien le parecía que si el relato se encuentra bien estructurado, no es necesario que uno haga el esfuerzo por creer las cosas que ahí ocurren. Ahora bien, en Canción de Hielo y Fuego los lectores nos hemos sumergido totalmente en la obra que es un vasto mundo lleno de canciones, leyendas y mitos que nos da esa verosimilitud para poder verlo como "verdad" y se puede decir que ha cumplido con ello, sin embargo, la serie de HBO ha dejado muchas incongruencias que han roto la magia, sobre todo en las últimas temporadas por lo que la subcreación ha fallado.

En segundo lugar veremos el uso de la "magia" o las cuestiones sobrehumanas que ocurren en la obra. Para Tolkien, los expertos han dicho que su llamada magia es sutil, moderada y perfectamente coherente y natural con los seres que la realizan dentro del mundo subcreado.

En una entrevista GRR Martin mencionó:
El uso correcto de la magia es uno de los aspectos más difíciles de escribir fantasía. Si está mal hecho, puede desequilibrar fácilmente un libro.
En mi caso, una de las cosas que hice fue regresar y releer el Maestro, J.R.R. Tolkien.
Al releer el SEÑOR DE LOS ANILLOS, me pareció muy contundente que el uso de la magia por parte de Tolkien sea a la vez sutil y moderado. La Tierra Media es un mundo lleno de maravillas, más allá de toda duda, pero en realidad se realiza muy poca magia en el escenario. Gandalf es un mago, por ejemplo, pero él hace la mayor parte de su lucha con una espada.   
De este modo, Martin es totalmente consciente de como debe usar las cuestiones sobrehumanas. El hecho de que Daenerys sea capaz de tolerar el calor es algo sutil. Los aspectos mágicos ocurren en contadas ocasiones por lo que existe la moderación y los seres que realizan lo que podríamos llamar magia son personajes cuyo contexto les permite realizar dichas acciones. Requieren un entrenamiento como Arya al ir a Braavos para ser "nadie" o Bran quien es guiado por el cuervo de los Tres Ojos más allá del Muro. Las deidades no se presentan físicamente pero uno sabe que existen poderes más allá del mundo terrenal. Por ello Martin se lleva otra palomita.

El tercer aspecto es complicado y es la cualidad mítica de la obra. C.S. Lewis al hablar de los mitos en su libro "La experiencia de leer" mencionó ciertas características que definen a un mito. Entre ellos que son fantásticos, con poca identificación o proyección hacia los personajes y de ninguna manera cómicos, pero lo que sin duda es primordial es que contienen un valor en sí mismos independiente de la forma de que se transmiten, es decir, son extraliterarios. En su libro menciona:
La historia de Orfeo impresiona, impresiona muchísimo, por sí sola; el hecho de que Virgilio y otros autores la hayan contado en buenos versos es secundario. Pensamos en ella y nos emociona sin pensar necesariamente en esos poetas ni emocionarnos con sus versos. Sin duda, esa historia sólo puede llegarnos a través de palabras. Pero esto es accidental, en el sentido lógico. Si existiera alguna mímica perfeccionada, algún filme mudo o alguna serie de imágenes capaces de explicarla sin recurrir en ningún momento a la palabra, seguiría afectándonos de la misma manera. 
[La experiencia de leer C.S. Lewis] 
Y más adelante menciona que existen ciertas historias que no son mitos en el sentido antropológico pero poseen cierta "cualidad mítica" y entre ellos menciona al Doctor Jekyll y el Señor Hyde, la puerta en la muralla de Wells y algunos personajes como los Ents de JRR Tolkien.

Ahora bien, en el caso de Martin, su obra de Canción de Hielo y Fuego no contiene la cualidad mítica en su totalidad, tal como El Señor de los Anillos (para Lewis) no la contenía, pero a mi parecer existen ciertos personajes que si que contienen esa cualidad. Para ello someteremos una parte de la historia de Martin a una prueba de resumen en la cual Lewis decía que al resumir un mito a pesar de su exigüedad, produce una impresión muy intensa en cualquier persona sensible que lo leyese sin conocer antes la historia.

Había una vez una princesa exiliada de piel blanca y cabellos dorados llamada Daenerys quien junto con su hermano deseaban recuperar su reino. Para ello se aliaron con el pueblo de jinetes Dothrakis por lo que Daenerys contrajo matrimonio con Khal Drogo y en su boda recibieron tres huevos petrificados de Dragón. 
En una ocasión, Drogo fue herido en combate y Daenerys solicitó ayuda de una hechicera para curarlo, pero su condición empeoró. Desesperada la princesa le pidió a la hechicera que le salvara la vida a cualquier costo y ofreció a su bebé que estaba en su vientre. Ella aceptó el sacrificio y salvó la vida del Khal pero lo dejó en estado vegetal revelando que todo lo había hecho por venganza ya que su pueblo había sido sometido por los Dothraki.  
Ante esto, Daenerys decidió dar muerte ella misma a su marido y mandó a atar a la hechicera en la en la pira funeraria donde entró junto con los tres huevos de Dragón ardiendo toda la noche. Al amanecer y ante el asombro de todos, la princesa se encontró sana y salva surgiendo entre las cenizas y cargando consigo tres crías de dragón.  


No es el mejor resumen, pero a pesar de ello transmite esa impresión intensa de la que hablaba Lewis por lo que podemos decir que, en ciertas ocasiones, Martin llega a dar cualidades míticas a sus escritos.

En cuarto lugar analizaremos la modernidad frente a la naturaleza que en la obra de Tolkien se ve representada sobre todo con la historia de Saruman a quien no le interesan las cosas que crecen, su mente se convierte en metal y ruedas y al final fueron los Ents y la naturaleza quienes le pusieron un freno en seco.
El camino que tomó el mundo en el siglo XX molestaba y preocupaba mucho al profesor quien externó sus pensamientos sobre temas como la Bomba Atómica diciendo que Dios no miraba con buenos ojos a los constructores de Babel. En su obra la naturaleza es quien le pone el alto a quienes quieren controlarla lo cual también es verdad en el mundo primario.
En el caso de Martin, este no presenta situaciones de oposición entre el progreso desmedido de la tecnología y la naturaleza que pone límites para dar cuenta de lo pequeños y humildes que debemos ser por lo que se debe considerar como una diferencia primordial entre ambas obras.


En quinto lugar tenemos el carácter crepuscular de la obra de Tolkien quien plantea situaciones de cambios de era que nos da sensaciones conmovedoras en las que mucho de lo que vemos dejará de existir en el mundo secundario y habrá muchas cosas hermosas que se perderán. Los elfos dejarán de caminar sobre la Tierra Media y con ellos se irán las canciones y recuerdos del mundo antiguo. En Canción de Hielo y Fuego también nos encontramos dentro de un crepúsculo donde vemos el fin de los Hijos del Bosque, de los Gigantes y los últimos dragones. En lo personal creo que en la serie de HBO le faltó más de esa energía crepuscular al igual que a las películas de Peter Jackson. Espero que en los libros, Martin pueda conmovernos más con esta cuestión.



En sexto lugar tenemos la eucatástrofe que es el giro repentino y gozoso que rechaza la derrota final y que logra hacerle contener la respiración al lector, acelerarle y encogerle el corazón y colocarlo casi al borde de las lágrimas. Esto es muy dificil de lograr y depende de la atmosfera del desenlace y da el sentido glorioso al relato. 
Cuando en un relato así llega el repentino desenlace, nos atraviesa un atisbo de gozo, un anhelo del corazón, que por un momento escapa del marco, atraviesa realmente la misma tela de araña de la narración y permite la entrada de un rayo de luz.  
[...] No se trata sólo de un «consuelo» para las tristezas de este mundo, sino de una satisfacción y una respuesta al interrogante: «¿Es eso verdad?». La contestación que di al principio (por demás adecuada) fue: «Si habéis creado bien vuestro propio mundo, sí; en ese mundo es verdad». Eso le basta al artista (o a lo que de artista tiene el artista). Pero una rápida ojeada nos muestra que en la «eucatástrofe» la respuesta puede ser más importante; puede ser un lejano destello, un eco del evangelium en el mundo real. [Ensayo sobre los Cuentos de Hadas. JRR Tolkien]  

En la obra de El Señor de los Anillos (a mi parecer) se consigue eso. El momento del climax en el Monte del Destino nos sobrecoge, nos coloca al borde del desespero cuando Frodo reclama el anillo para sí mismo y lucha con Gollum por él. Al final ocurre el giro gozoso cuando Gollum cae y el Anillo se destruye. 
En cuanto a Juego de Tronos, el final hace lo propio cuando el Rey de la Noche está por capturar a Bran y sentimos que todo está perdido. La música se detiene y contenemos la respiración. Ocurre el giro de gozo cuando Arya salta sobre el Rey de la Noche y lo destruye con su cuchillo. 
Quizá para muchos no fue lo que esperaban y hubo cosas que pudieron mejorar y para otros fue un final satisfactorio. Como bien dije, es algo muy difícil de lograr para un escritor o un director y lo cierto es que ninguna eucatásfrofe es real sino solo atisbos de algo que va más allá de nosotros y se puede considerar divino. Al igual que para Frodo cuya misión estaba destinada a fracasar desde el inicio, para Tolkien y para Martin (y los directores de sus adaptaciones) el final de su relato solo podrá ser un vislumbramiento del verdadero Gozo que tendríamos si la historia fuera verdadera. 


¿Y vivieron felices por siempre?... bueno, en realidad no. Quizá ocurre en los Cuentos de Hadas, pero Tolkien decía que eso era una creación artificial y que ese tipo de finales pueden comparase a los margenes y marcos de los cuadros en obras de arte. La misma obra de Tolkien en ESDLA no termina con esa fórmula porque los personajes no son los mismos que cuando iniciaron. Se han transformado y el mundo lo ha hecho con ellos. Frodo regresa a la Comarca solo para descubrir que no la ha podido salvar pues Saruman la ha atacado del mismo modo que Jon viaja a Kingslanding solo para presenciar que no pudo salvar a toda esa gente. No existe un marco ni un final feliz. Pero ni Frodo es el mismo que era cuando partió de Hobbiton ni Jon es el mismo que cuando dejó Winterfell (así como ninguno de los demás personajes). Ambos hacen lo correcto y sacrifican su futuro a la vez.
Frodo no será quien vea a la Comarca prosperar ni Jon quien reine los Siete Reinos y la vida continúa para todos pero todo es distinto ahora.




viernes, 1 de febrero de 2019

Tolkien y la subcreación



"¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué intentas algo que está más allá de tu poder y tu autoridad, como bien lo sabes? " Silmarillion: De Aulë y Yavanna
Así le habló Iluvatar al Vala Aulë tras haber creado a la raza de los enanos, unos seres prematuros e imperfectos, pero fuertes y resistentes que deseaba que habitaran en la Tierra Media y disfrutaran de todas las maravillas del mundo tal como él y los demás Ainur lo hacían. Nacieron por un deseo de creación que el mismo Iluvatar le dio y argumenta más adelante:
"No obstante llevo en el corazón la hechura de cosas nuevas a causa de la hechura que tú mismo me diste;y el niño de escaso entendimiento que convierte en juego los trabajos del padre puede no hacerlo por burla, sino porque es el hijo del padre." Silmarillion: De Aulë y Yavanna
Entonces, si el deseo de crear proviene del principal creador, es nuestro derecho hacerlo aunque no por ello será bueno. Eso dependerá del deseo que acompañe la creación pues si viene con idolatría, egoísmo o deseo de dominio, entonces se desvirtúa el camino. Ahí tenemos a Fëanor quien es capaz de crear las Joyas que contienen la Luz de los árboles de Yavanna. Esto provoca una idolatría hacia su propia obra debido a la belleza de su creación y la idolatría se convierte en codicia cuando los árboles son destruidos y se niega a donar sus Joyas para que revivan a los árboles sagrados. La codicia posteriormente lleva al odio cuando Melkor roba los Silmarils y los engarza en su Corona de Hierro y es ese odio el que finalmente provoca la Caída no solo de si mismo, sino también de sus hijos y todo su pueblo con el Juramento que declara hacer todo lo que sea necesario para recuperar los Silmarils. Otro caso es el mismo Melkor de quien su principal perversidad no es el de destruir sino el de crear  y dominar y es por ello que desea la Llama Imperecedera porque grande era el deseo que ardía en él de dar Ser a cosas propias y tal deseo le llevó a la corrupción de las cosas ya creadas, como el caso de los Orcos como corrupción de los Elfos (u otras criaturas, según la teoría que se elija), la maculación de Arda, entre muchas otras creaciones o aberraciones. Regresando al caso de Aulë, vemos que el también quiere crear pero no por codicia, ni por dominio sino por querer criaturas que no fueran como el, para amarlas y enseñarles, de modo que ellas también pudieran percibir la belleza de Eä y al ser sorprendido en su obra, la ofrece como sacrificio y es entonces que Iluvatar siente compasión de él y de su deseo y da Vida a su obra. Lo mismo ocurre con Yavanna al crear a los Ents y Manwë al crear a las águilas, ambas obras bendecidas por Iluvatar para que tengan Ser. 

Resultado de imagen para Feanor

Pero ¿Qué hay de nosotros los hombres? Pues el mismo Tolkien creía que todos eramos subcreadores pues la Luz de Dios es la que nos creó y nos dio Ser y esa misma Luz refractada es la que usamos para subcrear. Escribía en un poema:

"El Hombre, Sub-creador, es la Luz refractada como una astilla sacada del Blanco único de mil colores que se combinan sin cesar en formas vivas que saltan de mente en mente.  Aunque poblamos el universo y todos sus rincones con elfos y trasgos y nos atrevimos a hacer dioses y sus moradas con la sombra y la luz, y aventamos semillas de dragones... era nuestro derecho (bien o mal usado). Ese derecho sigue en pie: aun seguimos la ley por la que fuimos hechos." (Poema Mitopoeia de JRR Tolkien).
Así Tolkien usó su derecho y creó la Tierra Media. En una ocasión escribió "Yo no soy Gandalf, sólo soy un Sub-creador trascendente en este pequeño mundo". Tenía una visión del mundo en la que el lenguaje y su belleza reflejara la realidad. Dedicó mucho tiempo a crear las lenguas que se hablarían en ese mundo. Declaraba que su obra "era un esfuerzo por crear una situación en la que un saludo común fuera elen síla lúmenn' omentieimo «Una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro»" y que esa frase tuviera todo el sentido y contexto de un pueblo para el que significa algo, un pueblo que despertó bajo la luz de las estrellas y un pueblo para el que la Estrella de la Tarde es la que puede contar su historia. En sus escritos es siempre la estética de las lenguas parte esencial y no solo un agregado para dar verosimilitud al mundo subcreado y si para un hombre que piensa que, lo que creamos es un atisbo de la Luz con la que fuimos hechos, el lenguaje y su estética significan tanto o más que los aspectos funcionales del lenguaje dentro de obra, entonces vale la pena considerarlo como una verdad. 


Finalmente podemos preguntarnos si en su subcreación había ofrecimiento (como Aulë) o idolatría (como Fëanor). A mi parecer creo que Tolkien era muy humilde en cuanto a sus escritos. Saltó a la fama sin que el lo esperara y fue solo hasta el final de sus días. Antes de eso escribió un cuento llamado "Hoja de Niggle", que muchos consideran un autoretrato de Tolkien como artista. En el podemos ver a un pintor: "No muy famoso, en parte porque tenía otras cosas que atender, la mayoría de las cuales se le antojaban un engorro; pero cuando no podía evitarlas" que comenzó la obra de su vida: "Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces." que es inseguro de su capacidad y tiene sus dudas y frustración acerca de su trabajo. "No tenía sobre ella una opinión muy definida, y habría deseado tener algún amigo que le orientase. En realidad no le satisfacía en absoluto, y sin embargo la encontraba muy hermosa".  Niggle sabía que tarde o temprano tenía que hacer un viaje que tornaría imposible la culminación del árbol que está pintando. 

Difícilmente podemos ver en él idolatría porque siente que su obra es imperfecta (tal como los enanos son imperfectos para Aulë y desea que Iluvatar "enderece su obra"). No quisiera dar el final del cuento de Niggle y terminaré diciendo que nos demos cuenta que la idea de Tolkien del arte incluye el darse cuenta cuando la obra acabada, aunque para el artista la obra no pueda ser Realmente acabada pues es solo un atisbo de esa luz en su interior que solo podría verse en la eternidad.

miércoles, 18 de julio de 2018

Diario de Batalla: El Camino a Isengard

Capítulo Primero aquí

Los caballeros Rohirrim saludaron a Eomer, Eowyn y Elanor con brillantes sonrisas. El mayor de ellos estaba a punto de hablar cuando el emisario vestido de negro arrodilló a su yegua. Era un hombre joven con piel pálida y círculos oscuros bajo sus ojos grises.

El cabello mojado y enjuto se enmarañaba en el cuero cabelludo con vetas descuidadas y su capa negra se pegaba a su cuerpo como piel muerta. "¡Ayudar sin esperar es la ayuda más obligada!" La voz plana del emisario era una de autoridad acostumbrada, pero sus sonidos agudos traicionaban el terror que había sufrido durante el ataque. Dirigió una mirada glacial al caballero que había estado a punto de hablar. "Parece que la falta de vigilancia de Threol no nos condenó después de todo", dijo el emisario. El caballero mayor que Eomer y los demás supusieron que era Threol se encogió ante la reprimenda.

El emisario le devolvió su mirada oscura a los héroes, evaluándolos. "Soy Gríma, hijo de Gálmód, leal consejero del Rey Théoden." Gríma señaló hacia el norte, donde el valle de Isengard estaba envuelto en lluvia y niebla. En el medio, la aguja de Orthanc emergió como un clavo negro martillado a través de una manta gris.

"Viajo con un mensaje para el Mago Blanco". Mientras hablaba, notó que la corriente del río había empujado los cadáveres de dos guerreros Dunlendinos a las aguas menos profundas de la orilla cercana. Él se estremeció. "Debemos continuar nuestro camino."

Threol se aclaró la garganta y habló por primera vez, en gratitud a los héroes que sobrepasaba su indiferencia hacia Gríma. "El Rey seguramente os recompensará por la valentía que se nos muestra hoy." "Por supuesto, por supuesto." Grima se recompuso y miró a Threol con irritación. Él hizo un círculo alrededor de su caballo para estudiar lo que quedaba de su escolta. El consejero parecía tan incómodo entre los guerreros como lo hizo con los muertos Dunlendinos flotando cerca. Gríma alzó su rostro pálido al viento para estudiar las colinas, calculando las posibilidades de otro ataque. Después de un momento incómodo, Gríma giró su caballo para hablar con los héroes de nuevo.

"Nos sentiríamos ... honrados si vinieran con nosotros a Isengard", dijo. "Su protección sería apreciada".

"Al igual que tu compañía". dijo a Threol con una sonrisa. "Saruman es un anfitrión amable", continuó diciendo Gríma con un desagrado oculto. Threol estaba claramente avergonzado por el comportamiento egoísta del emisario. "Comida caliente y las camas secas deben ser atractivas en este clima maldito, ¿no? Además, me gustaría compartir una copa con aquellos que salvaron nuestras vidas aquí hoy ".

Casi imperceptiblemente, Gríma inclinó la cabeza en agradecimiento pero no dijo nada. Los héroes aceptaron, y el grupo se dirigió al norte hacia las nubes bajas, hacia el Valle del Mago. En Isengard, hogar de Saruman el Blanco.

Eomer y sus compañeros aceptaron la invitación y se propusieron a marchar hacia la Torre de Orthanc. Después de varias horas arribaron al imponente valle de Isengard.


Saruman recibió a Gríma y sus acompañantes al paso de Orthanc. La extraña torre negra se alzó fríamente en medio de los exuberantes jardines de Isengard. Sus paredes de ébano parecían fuera de lugar entre el verdor del valle y contrastaban con la brillante túnica blanca de Saruman.

Saruman, de alguna manera, ya sabía sobre el asunto en el vado. Lanzó elogios a los héroes por su rescate, y tranquilizó a Threol.

"Los Dunlendings se han vuelto atrevidos últimamente, querido Capitán." El mago habló con voz sedosa. Era una voz que cautivaba, una voz que sonaba más sabia que el viento, y su leve toque de ánimo era tan alentador como el amanecer mismo. "Tal ataque seguramente no podría haber sido imaginado hasta esta emboscada".

Los sirvientes del mago tomaron las manadas y los caballos de la compañía, y Saruman los condujo escaleras arriba hacia el gran vestíbulo de Orthanc. Las paredes estaban hechas de la misma sustancia negra vidriosa que la propia torre, generosamente adornada con tapices blancos e iluminada con delicados apliques. Los incendios de varios braseros calentaron la sala pero parecían no emitir humo.

"Los clanes nunca han olvidado su vieja enemistad con la gente de Eorl", continuó Saruman, su voz retumbaba en el gran salón. "Los clanes luchan entre ellos, y todos luchan contra Rohan". Habló con tristeza y arrepentimiento "Es una pena que se pierda tanto valor y fuerza, cuando los días ahora
oscurecerse en el este ".

Saruman miró de reojo a los héroes, con aguda inteligencia en su mirada. "Espero algún día convencer a los clanes de unir sus esfuerzos." Saruman sonrió, y ninguno se sintió intocado por eso. "Por la causa de nuestro mayor bien".

En su cuarto día en Isengard, Saruman les pidió a los héroes que cenasen con él. Ni Gríma ni los Rohirrim fueron invitados.

Comieron en el elaborado estudio privado del mago. Un gran balcón colindaba con la habitación, con vistas al gran patio de adoquines que se extendía ante las puertas principales de Orthanc. Una luna de cosecha tardía brillaba a través del balcón, blanca y envuelta en un halo fantasmal. La comida y el vino eran espléndidos, rivalizando incluso con los de la mesa de Denethor. Saruman comió poco, prefirió hablar y hacer preguntas mientras bebía vino

"Siento que estás bajo el favor y el empleo de mi querido amigo Gandalf el Gris", dijo después de concluir un grupo de preguntas sobre Gondor y la disposición de Ithilien.

"Debes saber que buscamos el mismo fin, Gandalf y yo", continuó Saruman, complacido con la comodidad de sus huéspedes y sus oídos atentos. "Mientras Gandalf vagabundea y gira las rocas y sofoca los fuegos pequeños, yo me quedo encerrado aquí." Los héroes asintieron en señal de agradecimiento mientras el mago gesticulaba orgullosamente alrededor de su estudio.


Suspiró suavemente. "Aquí solo estudio materias de la más profunda importancia. De cosas viejas. De esas lecciones que nos ayudarían a enfrentar la creciente sombra en el este ".


"Si bien los modos de actuar de Gandalf difieren de las míos, hay uno que valoramos en igual medida. Él sonrió. "La necesidad de retener valientes aliados, los de corazón fuerte para enfrentar el peligro y las dificultades en nuestra causa". Entonces Saruman brindó por los héroes, y a todos parecía estar bien con el mundo

"Para ese fin, amigos míos, les pido su ayuda, que espero ansiosamente elijan otorgar". Él agitó las manos, como si enfatizara lo que se iba a decir. Miró a cada héroe en especie, tomando su silencio como interés para aprender más. "Ya sabes que la amenaza Orco ha ido creciendo en las montañas", continuó. "En Gundabad, en Moria, cerca de los pasos elevados. Al igual que los Hombres Salvajes, los sirvientes del enemigo se vuelven cada vez más agresivos". Tomó un sorbo de vino y su voz se hizo más intensa. "De hecho, una de esas bandas amenaza la paz de este mismo valle".

"No estoy seguro de los números de la banda, pero sé que están dirigidos por un espécimen particularmente grande y espantoso de su tipo: un caudillo que se hace llamar 'Mugash'". Saruman frunció los labios como si la palabra fuera amarga. .

Los héroes se levantaron y hablaron a la vez, proclamando su voluntad de destruir al Orco. Saruman los hizo volver a sus asientos una vez más. "Me temo que es más complicado que eso", suspiró el mago. "Este jefe, este 'Mugash', tiene conocimiento de los deseos de su parentela, de sus movimientos, de sus planes, y, lo más importante, de cómo están recibiendo noticias del este".
Saruman bajó la voz hasta casi susurrar. "La tarea que te pido, no es matar a este Orco específico", frunció los dedos para formar una jaula mientras preguntaba lo imposible, "sino para capturarlo".



martes, 10 de julio de 2018

Estaciones de los Elfos


En nuestro mundo estamos acostumbrados a hablar de las 4 estaciones que están ligadas al movimiento de la Tierra alrededor del Sol y se considera nuestra medida larga de Tiempo. Ahora bien, cuando hablamos de los Elfos, veremos que no tienen cuatro sino seis estaciones y de diferentes longitudes que ahora analizaremos.

Empezamos localizando 4 puntos en el año (Yen en Quenya). Los equinoccios de primavera y de otoño que son los días en que el día y la noche duran exactamente lo mismo. Es en estos días en que diferentes culturas como los Mayas consideran el inicio y la mitad del año respectivamente. En el caso de las pirámides de Chichén Itzá, era tal el conocimiento de estos periodos que lograron hacer edificaciones que aprovechan las sombras que solo se dan en ese día del año. 



Después encontramos los Solsticios de Verano e Invierno que son los días en que la diferencia entre día y noche es máxima y en que se encuentra más lejos de la ecliptica del Ecuador.


Una vez localizado estos se segmentara en 6 fragmentos. Los más cercanos a los solsticios durarán 72 días cada uno y serán llamados Verano (Lairë) e Invierno (Hrívë), mientras que los otros 4 durarán tan solo 54 días. El primer periodo después del equinoccio de primavera será la Primavera (Tuilë) mientras que el periodo posterior al verano será Otoño (Yávië). Entre el equinoccio de Otoño y el Invierno se encuentra el periodo de Marchitamiento (Quellë), que también es llamado Lasselanta o "Caida de las Hojas" y en Sindarin Narbeleth que significa "Mengua del Sol". Finalmente después del Invierno y antes del año nuevo tendremos el periodo de Movimiento (Coirë). En la siguiente imagen se pueden apreciar las 6 estaciones.


Ahora bien, si sumamos los 6 periodos (54+72+54+54+72+54) nos dará 360 días mientras que el año tiene una duración de 365.25. Así pues se debe considerar que el primer día del año no pertenece a la primavera y se le llama Yestarë y cae el 22 de Marzo que literalmente significa "Día de Inicio" mientras que el día anterior a él es Mettarë que significa "Día Final" el 21 de Marzo. Los tres día restantes se colocan durante el equinoccio de Otoño (entre Otoño y Marchitamiento) y se llaman Enderi y caen los días 19, 20 y 21 septiembre. Cada cuatro año se consideran 4 días de Enderi en lugar de 3 llamándose atendëa para arreglar el error de 0.25 días. 


Así pues, la correspondencia en días quedará: 
NombreCorrespondencia
yestarë (Primer día)22 marzo
tuilë (Primavera)23 marzo - 15 mayo
lairë (Verano)16 mayo - 26 julio
yávië (Otoño)27 julio - 18 septiembre
enderi (Días Medios)19, 20 y 21 septiembre
quellë (Marchitamiento)22 septiembre - 14 noviembre
hrívë (Invierno)15 noviembre - 25 enero
coirë (Movimiento)26 enero - 20 marzo
mettarë (Dia Final)21 marzo


Ahora ustedes me dirán "Esta genial, pero aquí asumes que la Tierra gira alrededor del Sol cuando sabemos que para Tolkien la Tierra Media era plana y que el Sol es el barco Anar timoneado por Arien y que surco el cielo tras la muerte de los árboles de Valinor" y entonces Tolkien responderá: 
Esto proviene de las versiones más antiguas de la mitología, cuando no pretendía ser más que otra mitología primitiva, aunque más coherente y menos «salvaje». En consecuencia, se trataba de una cosmogonía «Tierra Plana» (siempre mucho más fácil de manejar). [...]me sentí inclinado a adherirme a la Tierra Plana y a la tarea astronómicamente absurda de la hechura del Sol y la Luna. Pero no puedes inventar historias de ese tipo cuando vives entre gentes con el mismo fondo imaginativo general, cuando el Sol «de verdad» sube por el Este y desciende por el Oeste, etc. Cuando, no obstante (independientemente de lo poco que sepa o piense la gente sobre astronomía), la creencia general es que vivimos en una isla «esférica» en el «Espacio», no puedes seguir haciéndolo 
Transformación de los Mitos I escrito en 1958.

Y ustedes le preguntarán "¿Entonces porque está así en el Silmarillion?" a lo que Christopher Tolkien responderá:

Los mitos astronómicos de los Días Antiguos no pueden considerarse como un registro de las creencias tradicionales de los Eldar en una forma pura, porque es imposible que los Altos Elfos de Aman fueran tan ignorantes; además, los elementos cosmológicos de El Silmarillion son esencialmente un registro de ideas mitológicas, de origen complejo, que predominan entre los Hombres
Comentario de "Transformación de los Mitos I" de Christopher Tolkien

Y entonces preguntarán "Si entonces son mitos de Elfos mezclados con los de los Hombres, ¿Cuál sería la verdadera historia?" y yo les responderé que Tolkien no terminó de escribir las ideas que tenía pero gran parte de ellas vienen el Transformación de los Mitos II en el libro de El Anillo de Morgoth y ahí se habla como la Tierra es esférica y rota alrededor del Sol, pero no son más que bosquejos. Coloco un fragmento:
Teniendo en cuenta que los Eldar son supuestamente más sabios y tienen conocimientos más ciertos acerca de la historia y la naturaleza de la Tierra que los Hombres (o que los Elfos Salvajes), sus leyendas deben estar más relacionadas con sus conocimientos actuales acerca de al menos la forma del Sistema Solar (= Reino de Arda); aunque no es preciso, por supuesto, seguir ninguna teoría «científica» de su creación o desarrollo.
Transformación de los Mitos II

Y bueno, con eso concluyo este breve artículo astronómico. Espero que les haya agradado.


jueves, 28 de junio de 2018

La Caida de Gondolin




Estamos a poco más de dos meses de que llegue The Fall of Gondolin, la historia de la caída del reino escondido de los Noldor, en el valle secreto de Tumladen rodeado por las montañas circundantes. En esta publicación haremos un viaje por varios acontecimientos de la vida de Tolkien que pudieron haber inspirado este primer relato en prosa sobre la Tierra Media escrito en 1917, aunque en el Silmarillion quedó resumido en 6 páginas, su extensión original es de 34 páginas y posteriormente 35 páginas inconclusas que terminan bruscamente en la llegada de Tuor a Gondolin.

1. El viaje de Tuor rumbo al Mar y la visita de Ulmo

La primera parte del relato nos cuenta la infancia de Tuor y como fue esclavizado durante muchos años hasta que en una oportunidad logró escapar convirtiéndose en un proscrito. Tiempo después viaja hacia las costas de Nevrast donde al contemplar el Belegaer, el Gran Mar, se enamoró de él, y llevó siempre en el corazón y en el oído el sonido y la nostalgia del mar y es en este punto donde recordamos el viaje de vacaciones de Tolkien de 1914 en Cornwall, en la península de Lizard.
«Fuimos por el páramo hasta la parte superior de los riscos de Kynance Cave. Nada que te diga en· una carta puede comunicar esa visión. El sol te golpea y la enorme marea del Atlántico rompe y estalla contra las rocas y los arrecifes. El mar ha labrado en los farallones extraños tubos de órgano que producen sonidos de trompetas o lanzan espuma como ballenas, y en todas partes se ven rocas negras y rojas y espuma blanca contra el violeta y el verde transparente del mar». Esa visión de la costa de Cornualles y el océano nunca pudo olvidarla, y se convirtió en su paisaje ideal.
(Biografía de Tolkien: Cuentos Perdidos)
Fue en estas costas donde Ulmo se le apareció a Tuor y le ordenó que abandonara ese sitio y buscara el reino escondido de Gondolin y donde conoció a Voronwe, último emisario de Turgon que intentó llegar a Valinor por ayuda.


2. El viaje de Tuor y Voronwë rumbo a Gondolin.

Tuor y Voronwë partieron juntos hacia el reino escondido de Gondolin y su viaje en la oscuridad; del cual hay poco que decir, pues la sombra de Ulmo estaba sobre Tuor, y nadie los vio pasar por bosque o por piedra, por campo o por valle, entre la puesta y la salida del sol. Pero siempre avanzaban precavidos evitando los cazadores de ojos nocturnos de Morgoth y esquivando los caminos transitados de los Elfos y los Hombres. Voronwë escogía el camino y Tuor lo seguía y por fin llegaron a las puertas escondidas de Gondolin. Nuevamente regresamos al viaje de verano de 1914 de Tolkien sobre su expedición a los pueblos cercanos de la playa de Lizard. Escribe Tolkien:
«El camino de regreso a casa, después del té, se inició en un rústico escenario “de Warwickshire”, descendiendo luego hasta las costas del río Helford (casi como un fiordo), para subir a continuación por caminos “de Devonshire” hasta la costa opuesta; entonces entramos en un campo más abierto donde nuestro camino se trenzaba y zigzagueaba y se enredaba y subía y bajaba hasta que cayó el sol rojo y casi llegaba el ocaso. Después de aventuras e indicaciones alcanzamos las tierras bajas y desnudas “de Goonhilly” y allí nuestros pies doloridos hallaron cuatro millas de hierba. Era de noche cuando llegamos a las proximidades de Ruan Minar, y volvimos a caer en las idas y vueltas. La luz se hizo “misteriosa”. A veces nos metíamos entre los árboles, y los murciélagos y los búhos nos ponían la piel de gallina; otras un caballo asmático detrás de un cerco o un cerdo viejo con insomnio nos hacían saltar el corazón, o quizá no ocurría nada peor que meterse en un arroyo imprevisto».
(Biografía de Tolkien: Cuentos Perdidos)  
Tuor y Voronwë fueron recibidos en Gondolin y dieron el mensaje de Ulmo al Rey y le advirtieron que la Maldición de Mandos se precipitaba ahora e iba a cumplirse, y que todas las obras de los Noldor perecerían; y le dijo que partiera y abandonara la poderosa ciudad que había construido y bajara por el Sirion al mar.

3.  Tuor en Gondolin

Y Tuor permaneció en Gondolin, subyugado por la beatitud y la belleza de esas tierras y la sabiduría de la gente; y se hizo poderoso de mente y estatura, y aprendió a fondo la ciencia de los Elfos exiliados. Entonces el corazón de Idril se volvió hacia él, y el de Tuor hacia el de ella; En la primavera del año siguiente nació en Gondolin Eärendil Medio Elfo, el hijo de Tuor e Idril Celebrindal.

En cuanto a Tolkien Al final de sus largas vacaciones de 1914 se dirigió a Nottinghamshire para pasar unos días en la granja que su tía Jane gobernaba con los Brookes-Smith y su hermano Hilary. Allí escribió un poema. Lo encabezaba la línea del Crist de Cynewulf que tanto le había fascinado: ¡Eala Earendel engla beorhtast! Su título era The Voyage of Earendel the Evening Star (El Viaje de Earendel, la estrella vespertina), y empezaba así:
Earendel sprang up from the Ocean’s cup In the gloom of the mid-world’s rim; From the door of Night as a ray of light Leapt over the twilight brim, And launching his bark like a silver spark From the golden-fading sand Down the sunlit breath of Day’s fiery death He sped from Westerland 
Eärendel se elevó por la senda de las sombras en el borde del silencioso Océano; a través de la puerta de la noche como un rayo de luz donde las costas son abruptas y opacas  empujó su barca como una chispa de plata desde las últimas arenas solitarias; y en los vientos que reflejaban ese flameante ocaso se marchó de las Tierras del Oeste. 
(El Libro de los Cuentos Perdidos) 


4. El sitio de Gondolin; la traición de Meglin

Una vez, y cuando Eärendil era todavía joven, Maeglin se perdió y así ocurrió, como lo quiso el destino, que Maeglin cayera en manos de los Orcos y fuera llevado a Angband y compró su vida y su libertad revelándole a Morgoth el sitio preciso de Gondolin y los caminos por los que se podía llegar a ella y atacarla. Por último, en el año que Eärendil cumplió siete años, Morgoth estuvo preparado, y lanzó sobre Gondolin a Balrogs y Orcos y Lobos; y con ellos iban dragones de la estirpe de Glaurung, numerosos y terribles.

Ahora bien, cuando Tolkien escribe The Voyage of Earendel, a fines del verano de 1914, Inglaterra ha declarado ya la guerra a Alemania. En respuesta a la petición de Kitchener, los jóvenes se alistaban por miliares. Mientras la mente de Tolkien elaboraba los orígenes de su mitología, él se preparaba para Schools, el examen final de Lengua y Literatura Inglesas. El mismo comenzó la segunda semana de junio de 1915, Y Tolkien obtuvo Honores de Primera Clase. En consecuencia, podía albergar esperanzas de conseguir un trabajo académico cuando terminara la guerra; pero hasta tanto eso no sucediera, debía cumplir su misión como subteniente de los Lancashire Fusiliers.



5. La organización de los Gondothlim

Entonces atravesaron el valle jinetes jadeantes con nuevas enviadas por los centinelas de las cimas; y hablaron de las huestes flameantes y de las siluetas parecidas a dragones y dijeron: -Melko se aproxima. -Un enorme temor y una inmensa angustia se apoderaron de esa hermosa ciudad, y las calles y los caminos apartados se inundaron de llantos de mujeres y lamentos de niños y las plazas de soldados que se congregaban y tintineo de armas. Se desplegaron todas las banderas brillantes de todas las grandes casas y todos los linajes de los Gondothlim. Así iban ataviadas las once casas de los Gondothlim con sus símbolos y emblemas, y la escolta de Tuor, la hueste del Ala, era considerada como la duodécima casa. Su jefe Tuor tenía una expresión sombría y no espera vivir por largo tiempo; y en la casa construida sobre las murallas Idril se cubre con una cota de malla y va en busca de Eärendel.

Mientras tanto, en 1916, Tolkien y recién esposa Edith habían decidido que mientras durara la guerra ella no tendría un hogar permanente: se instalaría en habitaciones alquiladas tan cerca como fuera posible del campamento de su esposo. Con su prima Jennie (que aún vivía con ella) fue a Great Haywood, un pueblo de Staffordshire próximo al actual campamento de Ronald. Pero apenas pudo ver instalada a Edith cuando recibió la orden de embarque, y al atardecer del domingo 4 de junio de 1916 partió hacia Londres y desde allí a Francia. Todo el mundo sabía en Inglaterra desde hacía algún tiempo que «El gran empujón» era inminente. Durante 1915 el Frente Occidental había permanecido prácticamente inmóvil; y ni el gas venenoso de Yprès ni la masacre en masa de Verdun habían alterado las líneas más que unos pocos kilómetros. Pero ahora que cientos de miles de nuevos reclutas surgían de los campos de instrucción para formar el Nuevo Ejército, era evidente que ocurriría algo espectacular.

6. La batalla de Gondolin

Los Monstruos atravesaron el valle y las blancas torres de Gondolin se tiñeron de rojo ante su cercanía; pero los más valientes se aterrorizaron al ver a los dragones de fuego y las serpientes de bronce y de hierro que ya rodeaban la colina de la ciudad; y en vano les dispararon flechas. Entonces los mecanismos y las catapultas del rey arrojaron una lluvia de dardos y piedras y metal derretido contra esas bestias despiadadas, y el embate hizo retumbar sus cuerpos huecos, pero no sirvió de nada porque eran indestructibles y desde su interior salían llamas ondulantes. Entonces las más grandes se abrieron por la mitad y por las aberturas salieron innumerables Orcos, los trasgos aborrecibles; y nadie puede describir el brillo de sus cimitarras ni el destello de las lanzas de hojas anchas con las que daban estocadas.

Entonces Rog de la Casa del Martillo Iracundo lanzó un fuerte grito y todos sus guerreros y los del linaje del Árbol con el valeroso Galdor se arrojaron contra el enemigo. Los golpes de sus enormes martillos y de sus garrotes retumbaban en las Colinas Circundantes y los Orcos caían como hojas; y los de la Golondrina y del Arco les arrojaban un diluvio de flechas como las oscuras lluvias del otoño, y el humo y la confusión derribaban por igual a los Orcos y a los Gondothlim. Ésa fue una batalla portentosa pero, a pesar de su valor y debido a la fuerza de las huestes cada vez más numerosas, poco a poco los Gondothlim se vieron obligados a retroceder hasta que los trasgos se apoderaron del norte de la ciudad.

De todos los hechos de valor desesperado que allí llevaron a cabo los capitanes de las casas nobles y sus guerreros, y no fue Tuor el menos valiente, mucho se cuenta en La caída de Gondolin: la lucha de Ecthelion de la Fuente con Gothmog Señor de los Balrogs, librada en la misma plaza del rey, en la que se dieron muerte el uno al otro; y la defensa de la torre de Turgon, hasta que fue derribada; y grandes fueron la caída y ruina de la torre, y la caída de Turgon

En cuando a Tolkien, después de tres semanas de entrenamiento en Étaples el batallón salió para el frente. El viaje en tren se hizo muy lento debido a las innumerables detenciones que sumó, y pasaron más de veinticuatro horas antes de que el paisaje chato y uniforme del Paso de Calais diera lugar a un terreno montuoso en que un río canalizado, bordeado de álamos, pasaba junto a las vías. Era el Somme y ya se podían oír las descargas. Pronto estuvieron en el campo de Picardía. A ambos lados de la recta carretera se acabaron las casas y aparecieron extensiones cubiertas de rojas amapolas o amarillas flores de mostaza. Empezó a llover a torrentes, y en apenas un instante la polvorienta superficie del camino se convirtió en un fango blanco como la tiza. El jueves 6 de julio el 11.º batallón de los Lancashire Fusiliers entró en acción. La fecha de su primer combate fue la designada por el mando aliado para iniciar una gran ofensiva, y su regimiento debía unirse con la 7.ª Brigada de Infantería para atacar la ruinosa aldea de Ovillers, aún en poder de los alemanes. El ataque no tuvo éxito, porque una vez más las alambradas del enemigo no habían sido debidamente cortadas, y muchos hombres del batallón de Tolkien perecieron a causa del fuego de ametralladoras. Pero él salió ileso, y después de cuarenta y ocho horas de vigilia se le concedió el derecho a dormir en una excavación. Veinticuatro horas más tarde su compañía fue relevada. Al regresar a las cabañas de Bouzincourt encontró una carta de  Geoffrey Bache Smith, su gran amigo de T.C.B.S, que servía en la Marina:
15 de julio de 1916

Mi querido John Ronald: He leído esta mañana que Rob ha muerto. Yo estoy bien, pero ¿qué importa? Por favor, no os apartéis de mí, tú y Christopher. Estoy agotado y terriblemente deprimido ante esta noticia, la peor de todas. Ahora comprende uno, con angustia, lo que era en realidad la T.C.B.S. ¿Qué vamos a hacer ahora, querido John Ronald? Tuyo, como siempre, G.B.S.
Un día tras otro la misma rutina: un período de descanso, el retorno a las trincheras, más ataques (en general infructuosos), otro período de descanso. Tolkien estuvo entre quienes apoyaron el asalto al reducto de Schwaben, una gran fortificación en las trincheras alemanas. Se tomaron prisioneros, entre ellos algunos hombres de un regimiento sajón que en 1759, en Minden, había luchado junto a los Lancashire Fusiliers contra los franceses.

7. La huida de los fugitivos y la batalla de Cirith Thoronath

Entonces Tuor e Idril condujeron a los pocos del pueblo de Gondolin que pudieron reunir en la confusión del incendio por el camino secreto que Idril había preparado; y de ese pasaje los capitanes de Angband nada sabían, y no pensaron que ningún fugitivo tomara un camino hacia el norte y las cimas de las montañas, y el más próximo a Angband. No obstante llegaron allí, al cruce Cirith Thoronath se llamaba, la Grieta de las Águilas, y más allá de toda esperanza treparon con dolor y desconsuelo, porque esas altas cimas eran frías y espantosas, y tenían entre ellos muchos heridos, y mujeres y niños. A lo largo de ese estrecho sendero marchaban en línea, cuando cayeron en una emboscada de Orcos, pues Morgoth había montado guardia en las colinas de alrededor, y un Balrog estaba con ellos. La situación fue entonces espantosa, y difícilmente podría haberlos salvado el valor de Glorfindel, el de cabellos amarillos, jefe de la Casa de la Flor Dorada de Gondolin, si Thorondor no hubiera llegado en el momento oportuno. Muchos son los cantos que han cantado el duelo de Glorfindel con el Balrog sobre el pináculo de una roca; y ambos cayeron perdiéndose en el abismo.

En cuanto a Tolkien, el viernes 27 de octubre cayó enfermo. De inmediato fue enviado a Beauval, a quince kilómetros de las líneas, y de ahí a un hospital ubicado a poca distancia. Un día después se hallaba en un tren de enfermos con destino a la costa, y el domingo por la noche encontraron una cama para él en el hospital de Le Touquet, donde permaneció una semana. Pero la fiebre no remitió, y el 8 de noviembre fue embarcado a Inglaterra y enviado a Birmingham. De modo que en pocos días se encontró transportado desde el horror de las trincheras hasta las sábanas blancas y la ciudad que tan bien conocía. Se reunió con Edith. Poco después recibió una carta de su amigo G.B.Smith:
Salgo en misión dentro de unos minutos. Mi mayor consuelo es que si esta noche me voy por los imbornales todavía quedarán miembros de la gran T. C.B.S. para anunciar lo que yo soñaba y en lo que todos concordábamos. Estoy seguro de que la muerte de uno de sus miembros no puede disolver la T.C.B.S. La muerte puede hacernos repulsivos o impotentes como individuos, pero no puede poner fin a los cuatro inmortales. Es un descubrimiento que comunicaré a Rob antes de salir esta noche. y díselo también a Christopher. Que Dios te bendiga, querido John Ronald, y que digas las cosas que yo intentaba decir cuando yo no esté para decirlas, si ésa es mi suerte. Siempre tuyo, G.B.S

Y poco después de eso recibió la carta de Christopher Wiseman, su otro gran amigo diciendo
16 de diciembre de 1916  
Querido J.R.: Acabo de recibir de mi casa la noticia de que G.B.S. ha muerto el 3 de diciembre, a causa de las heridas recibidas por la explosión de una granada. No puedo decir ahora gran cosa acerca de esto. Ruego humildemente a Dios Todo· poderoso que me permita ser digno de él.
8. Los fugitivos errantes de Gondolin

Así, conducidos por Tuor hijo de Huor, el resto de los habitantes de Gondolin pasó por encima de las montañas, y descendió al Valle del Sirion; y huyendo hacia el sur por fatigosas y peligrosas sendas, arribó por fin a Nan-tathren, la Tierra de los Sauces, porque el poder de Ulmo estaba aún en el gran río y alrededor. Allí descansaron un tiempo y se curaron de las heridas y el cansancio; pero del dolor no pudieron curarse. Y celebraron la memoria de Gondolin y de los Elfos que habían perecido allí, las doncellas, y las esposas, y los guerreros del rey; y por el amado Glorfindel muchos fueron los cantos que se oyeron bajo los sauces de Nan-tathren en la declinación del año. Allí compuso Tuor una canción para su hijo Eärendil, en la que contaba la llegada de Ulmo, el Señor de las Aguas, a las costas de Nevrast en tiempo pasado; y la nostalgia por el mar despertó en el corazón de Tuor y también en el de su hijo. Entonces, en la Tierra de los Sauces, Ulmo, señor Vala, vino en su carro de aguas profundas, se sentó en el crepúsculo en las cañas del Sirion y le tocó su flauta mágica de caracolas huecas. Desde ese momento Tuor siempre anheló el mar y no tuvo paz en el corazón mientras moró en agradables lugares interiores.


Que digas las cosas que yo intentaba decir cuando yo no esté para decirlas. Las palabras de G.B. Smith eran un claro llamado para que Ronald Tolkien comenzara la gran obra que había meditado durante cierto tiempo: un proyecto enorme y asombroso con pocos paralelos en la historia de la literatura. Iba a crear una mitología completa.

El concepto podía parecer absurdo por ambicioso, pero a su regreso de Francia, Tolkien decidió realizarlo. Ése era el momento y el lugar: estaba una vez más con Edith, en Great Haywood, en el campo inglés que tanto quería. Incluso Christopher Wiseman, que estaba muy lejos en alta mar, sintió que algo estaba a punto de ocurrir. Escribió a Tolkien: «Deberías comenzar la epopeya». Tolkien lo hizo. En la cubierta de un cuaderno barato escribió con un grueso lápiz azul el título que había elegido para su ciclo mitológico: «El libro de los cuentos perdidos». En el cuaderno empezó a escribir lo que en su momento sería conocido como El Silmarillion.

 A principios de 1917 escribió el primero de los relatos, "La Caída de Gondolin" comenzando por un  poema, "Los Cuernos de Ylmir", sobre el encuentro de Tuor con Ulmo en la Tierra de los Sauces y así como este siempre anheló el mar, Tolkien siempre anhelo completar su propia mitología. Finalizo con un fragmento de dicho poema:

«Tuor recordó en una canción cantada a su hijo Eärendel
las visiones que las caracolas de Ylmir le provocaron
una vez en el crepúsculo de la Tierra de los Sauces.»
Fue en la Tierra de los Sauces donde la hierba es larga y verde;
yo estaba tocando las cuerdas del arpa, pues un viento se había arrastrado invisible
y hablaba en las copas de los árboles, mientras las voces de las cañas
susurraban tallosos susurros mientras la puesta del sol rozaba los prados,
melodías de tierra adentro sutilmente mágicas que sólo esas cañas podían tejer.
Fue en la Tierra de los Sauces cuando una vez Ylmir vino al anochecer
En el crepúsculo junto al río en una cosa hueca de caracolas
creó música inmortal, hasta que mi corazón bajo su hechizo
se rompió en el crepúsculo, y las praderas se desvanecieron
en caudalosas aguas grises que se alzaban alrededor de las rocas donde nadan las aves marinas.
[...]
Así el murmurante sueño me tomó en medio de esas lejanas y viejas cosas
(en una región solitaria y crepuscular, por cuyos viejos y caóticos caminos
no oí ningún sonido de voces humanas, en aquellos días más antiguos
cuando el mundo se tambaleó en el tumulto mientras los Grandes Dioses desgarraban la Tierra
en la oscuridad, en la tempestad de los ciclos antes de nuestro nacimiento),
hasta que las mareas bajaron, y el Viento murió, y toda la música del mar cesó
y desperté en cuevas silenciosas y playas vacías y paz.
Entonces la magia se alejó de mí y aquella música soltó sus bandas;
caracolas lejanas, lejanas, que llamaban, y he aquí que estaba en las dulces tierras,
y las praderas me rodeaban donde crecían los sauces llorones,
donde la larga hierba se agitaba a mi lado, y mis pies estaban empapados de rocío.
Sólo las cañas susurraban, pero una niebla pendía sobre los ríos
como una niebla marina arrastrada tierra adentro, como un jirón de sueños salinos.
Fue en la Tierra de los Sauces donde oí el aliento insondable
de los Cuernos de Ylmir llamando, y los oiré hasta que muera.
(Fragmento publicado en HTM IV. Formación de la Tierra Media)




viernes, 22 de junio de 2018

Tolkien. Modernidad y Naturaleza. De la Revolución Industrial a Jurassic Park


A principios del siglo XX la segunda revolución industrial significó no solo un desarrollo de máquinas sino también un choque entre la Naturaleza contra el Progresismo Humano. Una ideología que ha hecho al hombre construir torres de babel cada vez más altas en afrenta de todo lo demás. A finales del siglo XIX Nietzsche afirmaba que Dios había muerto, pero lo que muchos no contemplan es que no lo decía con desdén sino con dolor y que no solo Dios murió, sino que fue el ser humano quien lo mató con el propósito de llegar a un mayor entendimiento del mundo y que esto desencadenaría cierta crisis ya que la sociedad nació y se fundó con estos principios morales.


En abril de 1912 zarpaba el Titanic, que surgió con la idea de ser "El Barco que ni Dios podría hundir" y su naufragio conmocionó al mundo entero dejando cerca de 1500 muertes y más allá de los factores climatológicos, técnicos y demás, fue un freno en seco del camino que estábamos tomando para nuestro futuro. La mayoría de los testimonios indicaron que la última canción interpretada por la orquesta fue Nearer, My God, to Thee («Más cerca de ti, Dios mío») que más allá de la ironía presenta el principio del declive del supuesto progreso que continuaría con la Primera Guerra Mundial donde la represión de la antigua era continuó. Se libraron las últimas cargas de caballería y las violaciones al derecho internacional humanitario fueron atroces y si bien se presentó como la Guerra que terminaría con todas las Guerras, algunos años más tarde los sobrevivientes de ellas tuvieron que ver partir a sus hijos en la Segunda Guerra Mundial. Tal fue el caso de JRR Tolkien quien en 1941 escribía a su hijo Michael en el frente:

Una guerra es suficiente para cualquier hombre. Espero que se te ahorre una segunda. La amargura de la juventud o la de la edad madura es suficiente para el curso de una vida: las dos son demasiado. [...]
Con todo, tú eres mi carne y mi sangre, y portador del nombre. No es poca cosa ser el padre de un joven buen soldado. ¿Entiendes por qué me importas tanto y por qué todo lo que haces me concierne tan de cerca? Tengamos los dos fe y esperanza. El vínculo entre padre e hijo no es de carne mortal solamente: debe tener algo de aeternitas. Hay un sitio llamado «cielo» donde lo bueno inacabado aquí se completa; y donde las historias no escritas y las esperanzas no satisfechas se continúan. Puede que riamos juntos todavía...
Carta 045 A Michael Tolkien (9 de junio de 1941)
Podemos ver, además como para Tolkien y muchos otros, el concepto de tiempo cambio brutalmente porque con la Guerra, la esperanza de vida decrece repentinamente y los planes y sentido de existencia cambian. Por eso habla del sitio en el cielo donde lo inacabado aquí se  completa y donde las historias no escritas y esperanzas no satisfechas continúan.

Así llegamos a 1945 donde el progreso humano nuevamente choca contra la naturaleza. El uso de un poder con fines destructivos. Escribe Tolkien a su hijo Christopher.

La noticia de hoy acerca de las «bombas Atómicas» es tan aterradora que uno queda aturdido. La completa locura de esos físicos lunáticos al consentir llevar a cabo trabajo semejante con fines belicistas: ¡planear con calma la destrucción del mundo! Semejantes explosivos en manos de los hombres, mientras su condición moral e intelectual declina, es poco más o menos tan seguro como dar armas de fuego a los internos de una cárcel diciendo que se espera que «eso asegure la paz». Pero algo bueno puede surgir de ello, supongo, si las evaluaciones críticas no resultan exageradas: el Japón tendría que darse por vencido. Bueno, estamos en manos de Dios. Pero Él no mira con buenos ojos a los constructores de Babel. 
Carta 102 a Christopher Tolkien (9 de agosto de 1945)

Nuevamente nos topamos con un freno en seco, otra advertencia que nos hace preguntarnos el sentido que tomará el camino que elegimos. Surgen muchos autores de ciencia ficción que escriben sobre los futuros distópicos a los que podríamos llegar. 1984 de Orwell, Fahrenheit 451 de Bradbury por mencionar algunos. Sabemos que Tolkien disfrutaba en sus últimos años los libros de Ciencia Ficción. Menciona en sus cartas:

Leo mucho, o, con más verdad, trato de leer muchos libros (en especial los llamados de Ciencia Ficción y Fantasía). Pero rara vez encuentro libros modernos que fijen mi atención. Hay excepciones. He leído todo lo que escribió E. R. Eddison, a pesar de su nomenclatura particularmente mala y su filosofía personal. Quedé cautivado por el libro (creo) que estaba en segundo lugar cuando El S. de los A. obtuvo el Fantasy Award:5 Death of Grass.6 Disfruto de Isaac Asimov. Por sobre éstos, me atraen profundamente los libros de Mary Renault: especialmente los dos sobre Teseo, The King Must Die y The Bull from the Sea. 
Carta 294 A Charlotte y Denis Plimmer (8 de febrero de 1967) 
 Y a la par del auge de la ciencia ficción tuvo lugar la revolución informática y científica que al igual que la segunda industrial de finales del siglo XIX y la mitad del XX, nos hace sentir que tenemos el control de todo pero ¿seremos más cautelosos con ello o llegaremos a otro choque con las fuerzas naturales que nos vuelva a conmocionar?

Tal es el tema de la novela Parque Jurásico de Michael Crichton, que trata sobre el campo de la ingeniería genética aplicada al comercio y la explotación de animales narrando cómo se intenta recrear la época de los dinosaurios a través de un parque temático en Costa Rica donde, a pesar de los modernos sistemas de seguridad, el azar y las circunstancias, entre otros detonantes se mezclan para desencadenar la pérdida de control del parque.

Dejando a un lado los fallos científicos en coherencia de la trama, podemos ver ese mismo choque que produjo el Titanic y Las Guerras Mundiales al encontrarnos frente a frente con los dinosaurios. Desde el momento que vemos la majestuosidad del brontosaurus, el suspenso que crean los velociraptores y finalmente el poder natural del Tyrannosaurus Rex nos damos cuenta de lo pequeños y frágiles que somos

Se cuenta que Tolkien cuando tenía 16 años solía pasear por el puerto de Lyme Regis y en una ocasión en 1908 se produjo un deslizamiento que dejó al descubierto muchos fósiles de forma que junto con su hermano recogieron un gran hueso de una criatura prehistórica y que al romántico Ronald le pareció un hueso de dragón petrificado.



Regresando ahora al tema de la modernidad, Ian Malcolm, el matemático del libro es quien se da cuenta del gran problema del parque. Menciona: 
La mayor parte de las distintas clases de poder exigen un gran sacrificio por parte de quien quiera tener ese poder (...) Pero el poder científico es como la riqueza heredada: se obtiene sin disciplina. Una persona lee lo que otras hicieron, y da el paso siguiente. Puede darlo siendo muy joven. Se puede progresar muy de prisa. No hay una disciplina que dure muchas décadas. No hay enseñanza impartida por unos maestros: se pasa por alto a los viejos científicos. No hay humildad ante la Naturaleza. Sólo existe la filosofía de hacerse-rico-pronto, hacerse-un hombre-rápido. Engañar, mentir, falsificar, no importa. Ni para uno ni para sus colegas. Nadie nos critica: nadie tiene pautas. Todos intentan hacer lo mismo: hacer algo grande, y hacerlo rápido. (Parque Jurásico: Control).
 Y más adelante:
Es cuestión de que lo que se crea se pueda lograr. Cuando el cazador sale a la jungla tropical para cazar para su familia, ¿espera controlar la Naturaleza? No. Simplemente intenta ser parte de la Naturaleza. Deja que la Naturaleza se cuide a sí misma. Imagina que la Naturaleza está más allá de él, más allá de su comprensión, más allá de su control. Quizá le reza a la Naturaleza, a la fertilidad de la jungla que le provee de alimento. Reza porque sabe que no la controla. Está a merced de ella. «Pero usted decide que no estará a merced de la Naturaleza. Usted decide que la controlará y, a partir de ese momento, se encuentra con serios problemas, porque no puede hacerlo. Y, sin embargo, creó sistemas que exigen que usted lo haga. Y usted no lo puede hacer, y nunca lo hizo, y nunca lo hará. No confunda las cosas: usted puede fabricar un barco, pero no puede fabricar el océano. Usted puede hacer un avión, pero no fabricar el aire. Sus poderes son mucho menores de lo que sus sueños de raciocinio le hicieron creer. (Parque Jurásico: Pabellón).
 En palabras de Bárbol refiriéndose a Saruman, "Creo entender ahora en qué anda. Está planeando convertirse en un Poder. Tiene una mente de metal y ruedas y no le preocupan las cosas que crecen, excepto cuando puede utilizarlas en el momento".

Con todo esto no quiero decir que la tecnología sea mala. La tecnología es neutra pero es el uso y perversión de ella la que la puede llegar a hacer mala. La tecnología no está en contra de la Naturaleza así como el Titanic no estaba en lucha del Iceberg o las partículas atómicas en contra de las tierras de Japón. Es la idea de progreso sin limites la que nos lleva a topar con la pared de la naturaleza y darnos cuenta de lo pequeños y humildes debemos ser con el Mundo... lamentablemente, como dice Ian Malcolm en las películas, no cometemos los mismos errores, sino que cometemos nuevos y peores.

jueves, 24 de mayo de 2018

La conexión mexicana de JRR Tolkien


Desde México es de particular interés si alguna vez hubo alguna relación entre Tolkien y nuestro país y si bien ha sido publicado en diversas ocasiones me es grato poder platicarlo en mi pequeño blog.

En el año de 1913 John y Edith se establecieron en el condado de Warwick Inglaterra donde pasaron momentos muy felices en este hermoso lugar. Hacía calor y dieron un paseo por el río Avlon. Ahí fueron por la bendición del Templo Católico «de donde salimos serenos y felices —escribió Tolkien más tarde—, porque era la primera vez que podíamos ir juntos a una iglesia» (Recordemos que Edith se tuvo que convertir al catolicismo para poder casarse con John).

Fotografías de John y Edith. 

En el verano de ese año, John consiguió un trabajo que consistía en acompañar como preceptor a tres jóvenes mexicanos de clase alta durante un viaje a Francia en el que visitarían a sus tías allí residentes. Los jóvenes , que estudiaban en Inglaterra, se llamaban Ventura, José y Eustaquio Martínez del Río y Bermejillo y pertenecían a una de las familiar más importantes y adineradas de México (como dato curioso, se incluye el hecho de que la familia Martínez del Río era poseedora de lo que ahora es Los Pinos —la residencia oficial de los presidentes de México). En ese entonces el español de Tolkien era apenas rudimentario, lo cual le avergonzaba, y hasta su francés parecía flaquear cuando se veía obligado a hablarlo. Le gustó mucho París y gozó explorando la ciudad, pero le desagradaron los franceses que vio en la calle, y escribió a Edith acerca de «la vulgaridad, la indecencia y esa forma de hablar escupiendo». Ya mucho antes de este viaje, no le gustaban Francia ni los franceses, y lo que vio no hizo más que aumentar su «galofobia». Y por cierto, alguna razón tuvo para odiar a Francia después de lo que ocurrió a continuación. Los jóvenes y sus tías decidieron visitar Bretaña; a Ronald la idea le encantó, porque el pueblo bretón es de origen celta y habla un lenguaje en muchos aspectos similar al galés. Sin embargo, el lugar elegido fue Dinard, un balneario de moda como cualquier otro. (¡Bretañal —le escribió a Edith—. Y para ver sólo viajeros, papeles sucios y casillas de playa.» Aún faltaba lo peor. A los pocos días de haber llegado, mientras Ronald daba un paseo junto a uno de los jóvenes y la tía de más edad, un coche subió a la acera arrollando a la mujer y causándole graves heridas internas. De inmediato la anciana fue llevada al hospital, pero falleció algunas horas más tarde. Las vacaciones terminaron con angustiosos arreglos para embarcar el cuerpo a México.

Ronald llevó a los jóvenes de regreso a Inglaterra, escribiendo a Edith: «Nunca más, si no estoy en la miseria absoluta, volveré a tomar un trabajo semejante».

Imagen ilustrativa del accidente de auto (No corresponde al hecho real)


Se dice que el empleo lo consiguió gracias a su relación con Pablo Martínez del Río (primo de los jóvenes Ventura, José y Eustaquio) quien en ese entonces estudiaba junto con Tolkien en Oxford y quien se convirtió en un ilustre historiador, sobre todo de la prehistoria de América, aunque también es probable que el empleo lo haya conseguido gracias a la ayuda del Padre Francis Morgan (quien fue tutor de Tolkien después de la muerte de sus padres y un amigo muy cercano) pues se puede rastrear una relación entre la familia de Francis Morgan con la familia Bermejillo ya que la madre de Francis, Catalina des Fontaines y Barron fue pariente cercana de Eutace y William Barron, establecidos en México quienes se unieron con los Bemejillo, la familia materna de los jóvenes.

Fotografía del Historiador Mexicano Pablo Martinez del Río


Finalmente en 2011 se donaron al Centro de Estudios de Historia de México una colección de cartas de JRR Tolkien dirigidas a Pablo Martínez del Río, aunque desafortunadamente las cartas se encuentran mezcladas con muchos otros documentos por lo cual aun se desconocen sus contenidos. De cualquier modo es interesante el hecho de que ambos pudieron haber tenido una correspondencia frecuente. 


Bibliografía consultada:

Carpenter,Humphrey. editor. Cartas de J.R.R Tolkien. Ediciones Minotauro, 1993.
Carpenter, Humphrey. J.R.R.Tolkien: Una Biografía. Ediciones Minotauro, 1990.
Ferrández Bru, José Manuel. La Conexión Española de JRR Tolkien EL Tío "Curro". Editorial CSED. 2013

Tolkien y los juegos

La dimensión lúdica del hombre Lo primero que nos ponemos a pensar es que la actividad lúdica es intrínseca del ser humano. Nos gusta ...