"¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué intentas algo que está más allá de tu poder y tu autoridad, como bien lo sabes? " Silmarillion: De Aulë y Yavanna
Así le habló Iluvatar al Vala Aulë tras haber creado a la raza de los enanos, unos seres prematuros e imperfectos, pero fuertes y resistentes que deseaba que habitaran en la Tierra Media y disfrutaran de todas las maravillas del mundo tal como él y los demás Ainur lo hacían. Nacieron por un deseo de creación que el mismo Iluvatar le dio y argumenta más adelante:
"No obstante llevo en el corazón la hechura de cosas nuevas a causa de la hechura que tú mismo me diste;y el niño de escaso entendimiento que convierte en juego los trabajos del padre puede no hacerlo por burla, sino porque es el hijo del padre." Silmarillion: De Aulë y Yavanna
Entonces, si el deseo de crear proviene del principal creador, es nuestro derecho hacerlo aunque no por ello será bueno. Eso dependerá del deseo que acompañe la creación pues si viene con idolatría, egoísmo o deseo de dominio, entonces se desvirtúa el camino. Ahí tenemos a Fëanor quien es capaz de crear las Joyas que contienen la Luz de los árboles de Yavanna. Esto provoca una idolatría hacia su propia obra debido a la belleza de su creación y la idolatría se convierte en codicia cuando los árboles son destruidos y se niega a donar sus Joyas para que revivan a los árboles sagrados. La codicia posteriormente lleva al odio cuando Melkor roba los Silmarils y los engarza en su Corona de Hierro y es ese odio el que finalmente provoca la Caída no solo de si mismo, sino también de sus hijos y todo su pueblo con el Juramento que declara hacer todo lo que sea necesario para recuperar los Silmarils. Otro caso es el mismo Melkor de quien su principal perversidad no es el de destruir sino el de crear y dominar y es por ello que desea la Llama Imperecedera porque grande era el deseo que ardía en él de dar Ser a cosas propias y tal deseo le llevó a la corrupción de las cosas ya creadas, como el caso de los Orcos como corrupción de los Elfos (u otras criaturas, según la teoría que se elija), la maculación de Arda, entre muchas otras creaciones o aberraciones. Regresando al caso de Aulë, vemos que el también quiere crear pero no por codicia, ni por dominio sino por querer criaturas que no fueran como el, para amarlas y enseñarles, de modo que ellas también pudieran percibir la belleza de Eä y al ser sorprendido en su obra, la ofrece como sacrificio y es entonces que Iluvatar siente compasión de él y de su deseo y da Vida a su obra. Lo mismo ocurre con Yavanna al crear a los Ents y Manwë al crear a las águilas, ambas obras bendecidas por Iluvatar para que tengan Ser.
Pero ¿Qué hay de nosotros los hombres? Pues el mismo Tolkien creía que todos eramos subcreadores pues la Luz de Dios es la que nos creó y nos dio Ser y esa misma Luz refractada es la que usamos para subcrear. Escribía en un poema:
"El Hombre, Sub-creador, es la Luz refractada como una astilla sacada del Blanco único de mil colores que se combinan sin cesar en formas vivas que saltan de mente en mente. Aunque poblamos el universo y todos sus rincones con elfos y trasgos y nos atrevimos a hacer dioses y sus moradas con la sombra y la luz, y aventamos semillas de dragones... era nuestro derecho (bien o mal usado). Ese derecho sigue en pie: aun seguimos la ley por la que fuimos hechos." (Poema Mitopoeia de JRR Tolkien).Así Tolkien usó su derecho y creó la Tierra Media. En una ocasión escribió "Yo no soy Gandalf, sólo soy un Sub-creador trascendente en este pequeño mundo". Tenía una visión del mundo en la que el lenguaje y su belleza reflejara la realidad. Dedicó mucho tiempo a crear las lenguas que se hablarían en ese mundo. Declaraba que su obra "era un esfuerzo por crear una situación en la que un saludo común fuera elen síla lúmenn' omentieimo «Una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro»" y que esa frase tuviera todo el sentido y contexto de un pueblo para el que significa algo, un pueblo que despertó bajo la luz de las estrellas y un pueblo para el que la Estrella de la Tarde es la que puede contar su historia. En sus escritos es siempre la estética de las lenguas parte esencial y no solo un agregado para dar verosimilitud al mundo subcreado y si para un hombre que piensa que, lo que creamos es un atisbo de la Luz con la que fuimos hechos, el lenguaje y su estética significan tanto o más que los aspectos funcionales del lenguaje dentro de obra, entonces vale la pena considerarlo como una verdad.
Finalmente podemos preguntarnos si en su subcreación había ofrecimiento (como Aulë) o idolatría (como Fëanor). A mi parecer creo que Tolkien era muy humilde en cuanto a sus escritos. Saltó a la fama sin que el lo esperara y fue solo hasta el final de sus días. Antes de eso escribió un cuento llamado "Hoja de Niggle", que muchos consideran un autoretrato de Tolkien como artista. En el podemos ver a un pintor: "No muy famoso, en parte porque tenía otras cosas que atender, la mayoría de las cuales se le antojaban un engorro; pero cuando no podía evitarlas" que comenzó la obra de su vida: "Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces." que es inseguro de su capacidad y tiene sus dudas y frustración acerca de su trabajo. "No tenía sobre ella una opinión muy definida, y habría deseado tener algún amigo que le orientase. En realidad no le satisfacía en absoluto, y sin embargo la encontraba muy hermosa". Niggle sabía que tarde o temprano tenía que hacer un viaje que tornaría imposible la culminación del árbol que está pintando.
Difícilmente podemos ver en él idolatría porque siente que su obra es imperfecta (tal como los enanos son imperfectos para Aulë y desea que Iluvatar "enderece su obra"). No quisiera dar el final del cuento de Niggle y terminaré diciendo que nos demos cuenta que la idea de Tolkien del arte incluye el darse cuenta cuando la obra acabada, aunque para el artista la obra no pueda ser Realmente acabada pues es solo un atisbo de esa luz en su interior que solo podría verse en la eternidad.
Difícilmente podemos ver en él idolatría porque siente que su obra es imperfecta (tal como los enanos son imperfectos para Aulë y desea que Iluvatar "enderece su obra"). No quisiera dar el final del cuento de Niggle y terminaré diciendo que nos demos cuenta que la idea de Tolkien del arte incluye el darse cuenta cuando la obra acabada, aunque para el artista la obra no pueda ser Realmente acabada pues es solo un atisbo de esa luz en su interior que solo podría verse en la eternidad.