Frase del día

viernes, 22 de junio de 2018

Tolkien. Modernidad y Naturaleza. De la Revolución Industrial a Jurassic Park


A principios del siglo XX la segunda revolución industrial significó no solo un desarrollo de máquinas sino también un choque entre la Naturaleza contra el Progresismo Humano. Una ideología que ha hecho al hombre construir torres de babel cada vez más altas en afrenta de todo lo demás. A finales del siglo XIX Nietzsche afirmaba que Dios había muerto, pero lo que muchos no contemplan es que no lo decía con desdén sino con dolor y que no solo Dios murió, sino que fue el ser humano quien lo mató con el propósito de llegar a un mayor entendimiento del mundo y que esto desencadenaría cierta crisis ya que la sociedad nació y se fundó con estos principios morales.


En abril de 1912 zarpaba el Titanic, que surgió con la idea de ser "El Barco que ni Dios podría hundir" y su naufragio conmocionó al mundo entero dejando cerca de 1500 muertes y más allá de los factores climatológicos, técnicos y demás, fue un freno en seco del camino que estábamos tomando para nuestro futuro. La mayoría de los testimonios indicaron que la última canción interpretada por la orquesta fue Nearer, My God, to Thee («Más cerca de ti, Dios mío») que más allá de la ironía presenta el principio del declive del supuesto progreso que continuaría con la Primera Guerra Mundial donde la represión de la antigua era continuó. Se libraron las últimas cargas de caballería y las violaciones al derecho internacional humanitario fueron atroces y si bien se presentó como la Guerra que terminaría con todas las Guerras, algunos años más tarde los sobrevivientes de ellas tuvieron que ver partir a sus hijos en la Segunda Guerra Mundial. Tal fue el caso de JRR Tolkien quien en 1941 escribía a su hijo Michael en el frente:

Una guerra es suficiente para cualquier hombre. Espero que se te ahorre una segunda. La amargura de la juventud o la de la edad madura es suficiente para el curso de una vida: las dos son demasiado. [...]
Con todo, tú eres mi carne y mi sangre, y portador del nombre. No es poca cosa ser el padre de un joven buen soldado. ¿Entiendes por qué me importas tanto y por qué todo lo que haces me concierne tan de cerca? Tengamos los dos fe y esperanza. El vínculo entre padre e hijo no es de carne mortal solamente: debe tener algo de aeternitas. Hay un sitio llamado «cielo» donde lo bueno inacabado aquí se completa; y donde las historias no escritas y las esperanzas no satisfechas se continúan. Puede que riamos juntos todavía...
Carta 045 A Michael Tolkien (9 de junio de 1941)
Podemos ver, además como para Tolkien y muchos otros, el concepto de tiempo cambio brutalmente porque con la Guerra, la esperanza de vida decrece repentinamente y los planes y sentido de existencia cambian. Por eso habla del sitio en el cielo donde lo inacabado aquí se  completa y donde las historias no escritas y esperanzas no satisfechas continúan.

Así llegamos a 1945 donde el progreso humano nuevamente choca contra la naturaleza. El uso de un poder con fines destructivos. Escribe Tolkien a su hijo Christopher.

La noticia de hoy acerca de las «bombas Atómicas» es tan aterradora que uno queda aturdido. La completa locura de esos físicos lunáticos al consentir llevar a cabo trabajo semejante con fines belicistas: ¡planear con calma la destrucción del mundo! Semejantes explosivos en manos de los hombres, mientras su condición moral e intelectual declina, es poco más o menos tan seguro como dar armas de fuego a los internos de una cárcel diciendo que se espera que «eso asegure la paz». Pero algo bueno puede surgir de ello, supongo, si las evaluaciones críticas no resultan exageradas: el Japón tendría que darse por vencido. Bueno, estamos en manos de Dios. Pero Él no mira con buenos ojos a los constructores de Babel. 
Carta 102 a Christopher Tolkien (9 de agosto de 1945)

Nuevamente nos topamos con un freno en seco, otra advertencia que nos hace preguntarnos el sentido que tomará el camino que elegimos. Surgen muchos autores de ciencia ficción que escriben sobre los futuros distópicos a los que podríamos llegar. 1984 de Orwell, Fahrenheit 451 de Bradbury por mencionar algunos. Sabemos que Tolkien disfrutaba en sus últimos años los libros de Ciencia Ficción. Menciona en sus cartas:

Leo mucho, o, con más verdad, trato de leer muchos libros (en especial los llamados de Ciencia Ficción y Fantasía). Pero rara vez encuentro libros modernos que fijen mi atención. Hay excepciones. He leído todo lo que escribió E. R. Eddison, a pesar de su nomenclatura particularmente mala y su filosofía personal. Quedé cautivado por el libro (creo) que estaba en segundo lugar cuando El S. de los A. obtuvo el Fantasy Award:5 Death of Grass.6 Disfruto de Isaac Asimov. Por sobre éstos, me atraen profundamente los libros de Mary Renault: especialmente los dos sobre Teseo, The King Must Die y The Bull from the Sea. 
Carta 294 A Charlotte y Denis Plimmer (8 de febrero de 1967) 
 Y a la par del auge de la ciencia ficción tuvo lugar la revolución informática y científica que al igual que la segunda industrial de finales del siglo XIX y la mitad del XX, nos hace sentir que tenemos el control de todo pero ¿seremos más cautelosos con ello o llegaremos a otro choque con las fuerzas naturales que nos vuelva a conmocionar?

Tal es el tema de la novela Parque Jurásico de Michael Crichton, que trata sobre el campo de la ingeniería genética aplicada al comercio y la explotación de animales narrando cómo se intenta recrear la época de los dinosaurios a través de un parque temático en Costa Rica donde, a pesar de los modernos sistemas de seguridad, el azar y las circunstancias, entre otros detonantes se mezclan para desencadenar la pérdida de control del parque.

Dejando a un lado los fallos científicos en coherencia de la trama, podemos ver ese mismo choque que produjo el Titanic y Las Guerras Mundiales al encontrarnos frente a frente con los dinosaurios. Desde el momento que vemos la majestuosidad del brontosaurus, el suspenso que crean los velociraptores y finalmente el poder natural del Tyrannosaurus Rex nos damos cuenta de lo pequeños y frágiles que somos

Se cuenta que Tolkien cuando tenía 16 años solía pasear por el puerto de Lyme Regis y en una ocasión en 1908 se produjo un deslizamiento que dejó al descubierto muchos fósiles de forma que junto con su hermano recogieron un gran hueso de una criatura prehistórica y que al romántico Ronald le pareció un hueso de dragón petrificado.



Regresando ahora al tema de la modernidad, Ian Malcolm, el matemático del libro es quien se da cuenta del gran problema del parque. Menciona: 
La mayor parte de las distintas clases de poder exigen un gran sacrificio por parte de quien quiera tener ese poder (...) Pero el poder científico es como la riqueza heredada: se obtiene sin disciplina. Una persona lee lo que otras hicieron, y da el paso siguiente. Puede darlo siendo muy joven. Se puede progresar muy de prisa. No hay una disciplina que dure muchas décadas. No hay enseñanza impartida por unos maestros: se pasa por alto a los viejos científicos. No hay humildad ante la Naturaleza. Sólo existe la filosofía de hacerse-rico-pronto, hacerse-un hombre-rápido. Engañar, mentir, falsificar, no importa. Ni para uno ni para sus colegas. Nadie nos critica: nadie tiene pautas. Todos intentan hacer lo mismo: hacer algo grande, y hacerlo rápido. (Parque Jurásico: Control).
 Y más adelante:
Es cuestión de que lo que se crea se pueda lograr. Cuando el cazador sale a la jungla tropical para cazar para su familia, ¿espera controlar la Naturaleza? No. Simplemente intenta ser parte de la Naturaleza. Deja que la Naturaleza se cuide a sí misma. Imagina que la Naturaleza está más allá de él, más allá de su comprensión, más allá de su control. Quizá le reza a la Naturaleza, a la fertilidad de la jungla que le provee de alimento. Reza porque sabe que no la controla. Está a merced de ella. «Pero usted decide que no estará a merced de la Naturaleza. Usted decide que la controlará y, a partir de ese momento, se encuentra con serios problemas, porque no puede hacerlo. Y, sin embargo, creó sistemas que exigen que usted lo haga. Y usted no lo puede hacer, y nunca lo hizo, y nunca lo hará. No confunda las cosas: usted puede fabricar un barco, pero no puede fabricar el océano. Usted puede hacer un avión, pero no fabricar el aire. Sus poderes son mucho menores de lo que sus sueños de raciocinio le hicieron creer. (Parque Jurásico: Pabellón).
 En palabras de Bárbol refiriéndose a Saruman, "Creo entender ahora en qué anda. Está planeando convertirse en un Poder. Tiene una mente de metal y ruedas y no le preocupan las cosas que crecen, excepto cuando puede utilizarlas en el momento".

Con todo esto no quiero decir que la tecnología sea mala. La tecnología es neutra pero es el uso y perversión de ella la que la puede llegar a hacer mala. La tecnología no está en contra de la Naturaleza así como el Titanic no estaba en lucha del Iceberg o las partículas atómicas en contra de las tierras de Japón. Es la idea de progreso sin limites la que nos lleva a topar con la pared de la naturaleza y darnos cuenta de lo pequeños y humildes debemos ser con el Mundo... lamentablemente, como dice Ian Malcolm en las películas, no cometemos los mismos errores, sino que cometemos nuevos y peores.

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